viernes, 6 de septiembre de 2019

La dualidad del nuevo disco de Tool




Hemos tenido que esperar trece años, pero al fin hemos podido escuchar el nuevo disco de Tool, que vio la luz el pasado viernes treinta de agosto. Durante estos años ha habido mucho espacio para crear hype, para especular, para mofarse de la propia espera y para mucho más. Ha sido un periodo de tiempo inusualmente largo para una banda del calado de los americanos, y los escarceos de Maynard con sus viñedos y su trabajo con Puscifer y A Perfect Circle servían en muchas ocasiones como recordatorios de que no había señales de vida sobre un nuevo disco para Tool.

Pero eso cambió y finalmente hemos podido sumergirnos en “Fear Inoculum”, un trabajo que, por un motivo u otro, no ha dejado indiferente a nadie. Y digo un motivo u otro porque hay tantas opiniones alabándolo por todo lo alto como voces criticándolo por uno u otro motivo. Y lo cierto es que este nuevo trabajo me despierta sensaciones muy encontradas y no puedo sino pensar que “Fear Inocolum” está abierto a dos lecturas generales bastante claras: una dicotomía que nos hace encontrarnos ante dos discos en uno.

Después de escucharlo un incontable número de ocasiones, debo decir que hay muchas cosas de este disco que me gustan, pero al mismo tiempo el resultado final no me deja cien por cien satisfecho. Es como tener hambre y pedir comida rápida: te llena, tiene un sabor agradable y en general cumple con su función, pero no es exactamente ni lo que querías ni lo que necesitabas.

Partamos de una base: “Fear Inoculum” es un muy buen disco. Es innegable que Tool nos ofrecen en este plástico un trabajo bastante cuidado, que ha sabido respetar la esencia de la banda y continuar el camino marcado hace trece años por “1000 Days”. Y en ello nos encontramos la primera dualidad del disco: es agradable, familiar y para muchos era deseable que el disco siguiera este camino… pero al mismo tiempo lo convierte inevitablemente en un disco que habría sido sorprendente, algo transgresor y mucho más interesante hace diez años. Y es que el grupo podría haber sacado este trabajo hace una década sin problemas, estoy convencido de ello. Y vale que gran parte del retraso se ha debido a problemas externos al grupo y a litigios con la discográfica, pero en “Fear Inoculum” estamos escuchando una versión descafeinada (más vieja, menos enérgica, con menos ganas) de lo que hubiéramos escuchado hace diez años, incluso si las canciones hubieran sido las mismas nota por nota (y sinceramente creo que no habrían sido muy diferentes, algo bastante discernible para cualquier fan que conozca y comprenda la progresión del grupo), cuando lo que deberíamos estar escuchando es a los Tool de hoy en día, con una evolución diferente, unas motivaciones diferentes y unos enfoques diferentes.

Así pues, con temas como el single “Fear Inoculum”, “Pneuma” o una interesante “Descending”, Tool nos ofrecen un álbum bien hecho y mucho más que bien interpretado… pero a los que, a mi sentir, les falta mucha alma. Y también mucho del atrevimiento que hizo de Tool un grupo transgresor y de culto para tantísima gente. La inventiva que les llevó a experimentar con las polirritmias y convertirlas casi en una seña de identidad o que les hizo producir sus discos, y sobre todo las voces de Maynard, de una forma casi única en la escena es algo que ha desaparecido por completo en Fear Inoculum.

Este es un disco que, tristemente, podría haber hecho cualquier banda que tuviera músicos del nivel de Tool y que estuviera influenciada por su música. Llana y simplemente, y aunque duela, esta es la realidad y el mayor problema de este trabajo.

No obstante, también hay cosas buenas en este trabajo. La primera, mejor y más evidente es la sobresaliente labor de Danny Carey en las baterías. Resulta impresionante el nivel de este batería, que sin duda destaca como el músico más en forma del grupo, y se postula como uno de los mejores intérpretes de su instrumento a nivel mundial. El disco tiene buenas melodías, riffs adictivos y una atmósfera muy cautivadora, con temas como “Invincible” o “The 7empest” (para mi el mejor corte de este trabajo) sirviendo como ejemplos de lo que podría haber llegado a ser.

En el debe del disco debemos posicionar también la poca e insípida participación de Maynard, que si bien está correcto y en forma a lo largo de todo el disco, no ofrece nada de la fuerza y casi nada del carisma por el que es reconocido mundialmente el vocalista, algo realmente decepcionante, ya que incluso en un disco mucho más “light” como fue el “Eat The Elephant” de APC pudimos escuchar a un Maynard carismático y con ganas de experimentar, además de haber demostrado muy  buena forma vocal en directo tanto con APC como con Tool.

Lo que quiero expresar con estas reflexiones es que “Fear Inoculum” me resulta complicado de definir: por una parte me parece un trabajo bien hecho, interesante, muy bien interpretado, bien producido y que tiene calidad de sobra para poder considerarse uno de los grandes lanzamientos del año… pero por otra parte muchos de sus temas (por no decir todos) me parece que acaban perdiéndose un poco en si mismos, construyendo un clímax que nunca llega, una carencia fruto de la evidente falta de pasión que hay detrás de este trabajo, dejando el resultado final un tanto insípido para los que esperábamos, no a los Tool de hace trece años ni un discazo descomunal, si no a los Tool de hoy en día con lo que pudieran/quisieran hacer. Y esto es un paso a medio camino, una solución salomónica que, analógicamente, se queda a medias.

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